Hablar de Karma implica reconocer que en cada uno de nosotros existen vidas pasadas que han dejado señales en alguna parte invisible de nuestro ser, pero que no por intangibles son inciertas.
En los conceptos más actuales, defino el kharma como la responsabilidad que asumimos en el presente por pensamientos, palabras o acciones consumadas en vidas pasadas y que está directamente asociado con una de las leyes de la armonía a la que conocemos como Ley de Causa y Efecto. El pensamiento crea campos de energía que llevan información, cuando está asociada con formas de vida positivas, se generan energías de ese mismo estilo. Desde allí lo convertimos en palabras que velozmente se vuelven acciones. Estas afectan el karma.
Anotadas por Hermes Trismegisto, el tres veces sabio, recordamos que de su nombre deriva la palabra hermético. Fué uno de los grandes avatares, maestro espiritual que llego a la Tierra para guiar la humanidad. Él nos explica así la ley de causa y efecto:
“Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa, todo sucede de acuerdo con la ley; la suerte no es más que el nombre que se le da a una ley no conocida”.
Esta ley nos señala que nada es producido por la casualidad, más bien, hay una relación entre lo sucedido y lo que se manifiesta.
Las religiones orientales llaman a este principio la “Ley del Karma”, y la interpretan como un ajuste de cuentas, o pago por las faltas cometidas en vidas anteriores. Evidencia que no es precisamente una deuda pendiente como se hizo ver durante milenios, sino más bien una deuda con el proceso evolutivo, una materia pendiente que es necesario aprender para no volver a cometer el mismo error y poder continuar ascendiendo en la evolución.
Sin embargo, la concepción Hermética no incluye normas punitivas semejantes, indica la comprensión de que el hombre no es un títere movido por las fuerzas del destino, pues existe una semejanza perfecta entre las experiencias de cada ser y las causas ocultas que las provocan. Plantea también, que cada experiencia, así sea dolorosa, es necesaria para el aprendizaje. Pero si decidimos poner fin al sufrimiento, lo lograremos si nos enfocamos en descubrir las causas y actuamos consecuentemente en modificarlas.
Karma y reencarnación constituyen el meollo de las principales religiones de la India, forma parte del budismo y fue adoptada por los esenios. Hoy en día, son temas tocados cotidianamente en programas de todos los medios de comunicación, en películas, y numerosa bibliografía.
Los yoguis del ancestral sistema filosófico Sankhya ofrecían una visión profundamente mística, envolvían el karma a niveles profundos y lo magnificaban. Decían que alrededor de los campos sutiles del cuerpo humano había una especie de gelatina pulsante. Ese plasma se conservaba de vida en vida. Allí estaban plasmados y acumulados los pensamientos y acciones de vidas pasadas: son los sellos karmicos. Ellos causan impacto en momentos actuales, y vidas futuras, pues durante cada existencia el alma del ser que va a nacer, decide cuales de esos sellos desea borrar y esos son las labores que tendrá durante la vida que inicia para anular viejas huellas. Serán las tendencias que competen la salud, la familia, el tipo de trabajo, la calidad de vida y su duración.
Desde este concepto, podemos decir que no nacemos limpios de compromisos, nuestra vida actual forma parte de un continuo evolutivo que comprende vidas pasadas, y aunque la ciencia básica ridiculiza estas creencias, muchos premios Nobel se han ocupado de esta materia.
El celebre médico psiquiatra checo Stanislav Grof, residente en el hospital Johns Hopkins, en su obra La mente holotrópica se pegunta:
1º ¿Las experiencias kármicas constituyen necesariamente una demostración de que hemos vivido anteriormente?
RESPUESTA de MR: naturalmente, de lo contrario, ¿tenemos una explicación para esas experiencias?
2º ¿Significa que nuestra vida actual forma parte de una larga secuencia de vidas?
RESPUESTA de MR: Así es, todos tenemos muchas vidas, unos más otros menos, pero en términos generales, son muchas.
3º ¿Quiere acaso decir que, de una vida a otra seguimos siendo responsables de nuestras acciones?
RESPUESTA de MR: Claro, es lo que implica el karma en si mismo. No son un pago o castigo como se suele decir. No. Es asumir responsabilidades por nuestros hechos, ellos implican asumir el karma como un aprendizaje. Las vidas pasadas no es conveniente recordarlas, pues pueden acarrear una carga emocional fuerte. Pero su memoria se resguarda en los cuerpos auricos y el alma hasta que sea necesario evocarlas, a veces por razones terapéuticas. Esos recuerdos se logran bajo estados alterados de conciencia y se asocian con experiencias de vidas pasadas. Un excelente ejemplo lo tenemos en la abundante bibliografía que ahora está a la venta: los libros del Dr. Bryan Weiss, Helena Petrovna Blavatsky, Edith Fiore, y tantos otros escritores investigadores.
El propósito de la vida es transformar cuanto nos cause sufrimiento en paz interior y tranquilidad. Para lograrlo, se nos brindan todas las oportunidades necesarias. Estas se presentan como confrontaciones dolorosas, todas originadas por la misma falla. Tendrán múltiples repeticiones de la misma lección, eso prolongará tu sufrimiento hasta corregir el ingrediente inapropiado a nivel de las causas.
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