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domingo, 17 de abril de 2011
La verdad es más extraña que la ficción, Shakespeare
Estamos tan seguros de lo poco que sabemos sobre qué es y qué ocurre en el cosmos, que frecuentemente las organizaciones que se ocupan de estos estudios lanzan misiones científicas de investigación.
En marzo del 2009 fue lanzada la Misión Espacial Kepler. Su objetivo: encontrar planetas extrasolares similares a la Tierra. Esto me motiva a no variar mi pensamiento: ¿una inversión de tal magnitud para comprobar algo que positivamente no existe o para comprobar un tema del que ya hay evidencias científicas, históricas y referenciales?
Hace pocos días, la Kleper mostró extraordinarios descubrimientos dentro de nuestra galaxia. Y como leí por allí, esta misión está logrando que la ciencia ficción se convierta en una realidad.
Ya había encontrado un nuevo sistema similar al nuestro con seis planetas orbitando alrededor de una estrella y ahora calcula más de mil doscientas masas que pueden considerarse planetas. De estos y según dicha Misión, cincuenta y cuatro se ubican en la zona habitable, sólo ellos tendrían vida. Lo que me llama la atención, es que sólo consideran viable la vida donde haya agua tal y como se conoce en este, nuestro planeta.
También William Borucki del Centro de Investigación Ames en Moffett Field, California señala que la vida se atendría a la existencia de agua líquida como la que conocemos.
Con el mayor de los respetos por otras opiniones, sería absurdo creer que, en la inmensidad de la creación, somos los únicos seres inteligentes, que el agua es la única forma para expresar vida. Nosotros llamamos vida a toda materia de carácter orgánico, dado que dicho concepto es parte de la vida en este planeta. Pero en otros planetas hay vida sin intercesión del agua, hay materia de otros elementos distintos al agua como esencia.
La historia, nuestra hada madrina, siempre ha apoyado la investigación. Sobre este tema escribí en mi obra HERMANOS DE LAS ESTRELLAS, ¿dónde están?: “… el primer avistamiento documentado de la presencia de objetos volantes ocurrió durante el reinado de Tutmosis III, en Egipto, quince siglos antes de esta era. Decía:
En el año 22, siendo el tercer mes del invierno, a la sexta hora del día, los escribanos de la Casa de la Vida notaron un círculo de fuego que aparecía en los cielos: ¡no tenía voz!
Así está en los escritos de una de las Casa de la Vida, templo instituido para preservar las tradiciones mágico/religiosas, cómo asimismo el conocimiento científico y tecnológico obtenido. También allí se encontró un texto, que en criptografía dice "El velo del misterio debe encubrir la verdad, porque los grandes misterios sólo han de ser develados a quienes se sometan a las mismas pruebas que a nosotros".
En otro pasaje del mismo texto refiere cómo dichos vehículos viajaban por el aire impulsados por una "fuerza que golpeaba el suelo al partir, o por la vibración tan invisible como la voluntad. Emitían sonidos dulces y melodiosos, irradiaban un brillo como de fuego"
Culturas y civilizaciones de la remota antigüedad nos hablan sobre este tema, no sólo los egipcios. En tiempos cuando la comunicación estaba lejos de ser como lo es hoy en día, que un solo botón del computador nos permite informar al mundo lo que ocurre en algún remoto lugar, es curioso pensar como diversas culturas hablaban lo mismo del mismo tema.
Dice Charles Bolden de la NASA: “Estos descubrimientos subrayan la importancia de las misiones científicas de la NASA, las cuales de forma sistemática incrementan nuestra comprensión del lugar que ocupamos en el cosmos" Hoy en día, se van derrumbando las murallas cuando diversas instituciones comenzaron a darnos información sobre la existencia de vida en otros planetas y sobre nuestro contacto con aquellos visitantes.
En este momento, cada uno de los seres habitantes del planeta, se están nutriendo con información regeneradora de las moléculas internas de cada organismo.
Las distribuyen, permitiendo el cambio en los diversos órganos de cada ser. Es una modificación positiva que permitirá mutaciones, las cuales — en principio—, parecerán negativas, pero a la larga darán mucha luz dentro de los cuerpos físicos y no físicos.
Se irán transformando poco a poco.
El planeta ahora está procesando un cambio interno en cada ser, pero éste aún no es percibido directamente. El hombre notará una transformación tan grande, que no lo puede controlar, al no hacerlo, la excluye o guarda la información, hasta que le sea comprensible.
Pero eso no importa, la innovación se está dando aunque el hombre no lo entienda.
Eso dicen esas Inteligencias Superiores, hoy reinvindicadas, al aceptarse su existencia.
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