martes, 7 de mayo de 2013


El secreto es parte de la esencia tanto del hombre como de las colectividades, existen aspectos de la vida de éstos que impulsa la necesidad de agrupación entre quienes tienen intereses semejantes, que lleva al individuo a organizarse en gremios.  Por ello las Sociedades Secretas han existido desde todos los tiempos, sería difícil señalar alguna cultura exenta de ellas, unas con mayor trascendencia que otras, cada una llevando sus secretos peculiares.

Ya en tiempos de Lemuria existió la de los Esenios. Si, la misma en la que estuvo el Maestro Yoshua. Y sigue un tejido de las que se conocieron bien como cofradías religiosas, otras políticas, guerreras, filosóficas y hasta esotéricas. Hoy en día todas ellas siguen existiendo.

Pero hay otras agrupaciones, no menos herméticas,  conocidas como  sectas, que de la misma manera se conforman bajo el índice del secreto, incluso mayor que las sociedades. Suelen ser grupos que buscan intereses personales y se sostienen del fanatismo y la inducción al miedo. Como la Cienciología, La Granja y otros.

Las sociedades secretas en cambio, propician mayor libertad de pensamiento, aunque son rigurosas en el logro de sus objetivos no imponen un dogma rígido ni desacreditan otras corrientes. Por citar alguna, estaría la Sociedad Teosófica de Madame Blavatsky, que por cierto, en algunos ámbitos fue considerada secta, el espíritismo Kardeciano, Los Templarios, la Masonería, la Sociedad de Thule, los Bildelberg, El Yunque: Sociedad Secreta Mexicana de UltraDerecha y cientos de otras que no mencionare.

La defensa del secreto es un resguardo del conocimiento que maneja el colectivo que conforma el grupo, para ellos los participantes son cuidadosamente seleccionados entre quienes pretenden integrarse a ellas.

Pero en el caso de las sectas, la defensa del secreto  está rigurosamente signada por el silencio o la muerte.  Otra de las características definitorias de ellas que las alejan de las sociedades secretas, es su bastardo afán de crecimiento económico a través del engaño con que incorporan a sus miembros, a quienes adoctrinan de tal forma que darían la vida por ellas.

Es innecesario nombrarlas, ya son conocidas. Lo importante es no dejarse embaucar por edulcoradas promesas, agrias críticas a quien no participe de su mismo pensamiento, ni aceptar propuestas que, comprobadamente, se han sostenido en el incumplimiento de ellas. 

En todo caso, ¿por qué no proponernos conformar una Sociedad donde priven los valores y la virtud, donde los errores no sean juzgados sino estudiados para ser corregidos, donde se dé impulso al conocimiento y a la concientización. Donde quienes conformen el grupo aporten, cada uno en la medida de sus posibilidades, las mejores tendencias para la vida. Donde el concepto de humanismo no requiera de universidades para aprenderlo, porque cada uno sacará una fibra de su corazón, para elaborar el tejido, que  unirá a los miembros del clan con lazos de un secreto compartido, que será la fórmula aglutinadora de fortalezas y talentos para cambiar el rumbo actual del planeta?

Yo deseo participar en este proyecto, ¿quienes quieren acompañarme para ser parte del secreto compartido con conciencia?  

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