"No dejes nunca que te caiga la noche al
mediodía"
Don Luis Zambrano
Señores, hemos comenzado a vivir los últimos tiempos.
Desde no hace mucho, se nos ha venido advirtiendo que la
conducta del humano –como especie, dejaba mucho que desear. Aquí, en el espacio
físico que se nos dio como vivienda, en el colorido y frondoso lugar de
nuestros sueños, el hermoso planeta azul de abundantes aguas, la mayor
dedicación de sus habitantes ha sido hacia el desafuero y el poco orden externo
y menos orden interno. El desarrollo de un ego mal entendido es la ley que ha privado.
Se ha utilizado las religiones como divisoras, como
surcos que no se unen ni se encuentran
en ningún espacio, siendo como son hijas de los mismos conceptos, pero con
diferentes vocablos. Como fundamentos de vida
y monitoreo, se establecieron
diversas filosofías espiritualistas, a pesar de las mejores intenciones de sus
creadores, algunos de sus seguidores fanatizaron a seres necesitados de pertenencia
cubriéndolos con la creencia de que esta
era la verdadera y única. Lograron muchos adeptos.
La poca seriedad que a veces los nutre, se alimentó del
producto de falsos Maestros, quasí dioses con una verborrea envolvente y el
atosigante uso de palabras grandilocuentes. Les considero charlatanes del
conocimiento, muchos de ellos con una vida y conducta que difieren grandemente
de su pregón. Pero hay otros, quienes
con humildad entregan su sabiduría en beneficio de todos y sin
cuantificar su éxito, este llega por añadidura, no necesitan utilizar a nadie.
Solo su interno aflora y van andando los caminos de la enseñanza por doquier.
En tiempos cuando diversas revoluciones políticas se han
manifestado, otros hemos comenzado la revolución de la vida, el reinicio de los
tiempos y a ellos accederá aquellos
que se han venido preparando. Estamos en el último escalón del ayer mientras
mantenemos entreabierta la puerta del hoy, al que llegamos con toda suavidad
pero con firmeza si bien también con algo de temor. Tememos a todo cambio, al
de conciencia, de costumbres y sistemas
de creencias, a la modificación de viejos paradigmas que bien nos han servido para vivir apoyados en
ellos, que nos han mantenido en un espacio de confort.
Pero los tiempos se transforman en todos los aspectos:
físico, energético, social y sobre todo, de conciencia. Este hoy al que me refiero, como todo cambio,
viene precedido de manifestaciones dolorosas, trastornos físicos concebidos por
modificaciones energéticas. Unas creadas por nosotros, otras, en su mayoría,
por el aumento frecuencial de nuestro planeta.
Hay una red lumínica
compuesta por meridianos y ecuadores que dividen la Tierra. Se trata de bandas
energéticas que, con su alto giro y vibración, lo llevan a madurar mientras
pasa por esos cambios de frecuencia. Ellos dependen de innumerables y difíciles
aspectos, pero uno muy importante, es la frecuencia de sus habitantes: el
hombre. Este debe capitalizar las modificaciones que continuarán viniendo.
Todo lo que va en vía
de la perfección se transforma, se depura, para llegar a estados superiores y,
en el caso de la estructura de la Tierra, va a perder gran cantidad de masa.
Veremos una nueva arquitectura geográfica diferente, en
ella apreciaremos la elevación de terrenos planos y el hundimiento de algunas
altitudes. Habrá caudales donde antes escasas aguas corrían y viceversa, y el
pálido verde de los montes adquirirá brillo así como los animales de esos
espacios, encontrarán mejores condiciones para su supervivencia y los cielos,
oh! los cielos mostrarán toda su transparencia, como esa que una vez hubo pero
que hemos olvidado en el paso de días ya lejanos.
Una de las alertas
que se les dan a todos los agentes físicos, es que presentaran un notorio
cambio en la rápida subida de frecuencia. Se refieren a temperaturas muy altas,
mientras en los glaciares habrá dos
fuentes de transformación: la congelación máxima o el derretimiento de ella,
parcial o total. Al igual que estar
atentos de la aurora boreal y todas las energías que se desprenden del sol y que
van directamente a la Tierra. Puede haber pérdidas en todo lo que se trate de
agricultura, abundante presencia de insectos muchos con cambios en su forma,
bacterias no detectadas provenientes del mismo calentamiento de la Tierra y
constituidas por el mismo planeta, pero que, con los cambios de temperatura se
hacen resistentes, y a medida que la calentura fluctúe ellas afloran. Por eso hoy en día se habla de la onda
elíptica y, cada vez que la Tierra pasa por ella, sus transformaciones son bruscas. Una de esas elípticas concluyó
cuando desaparecieron los dinosaurios, ahora está culminando el segundo
proceso.
En el caso del hombre, también habrá trasformaciones físicas visibles y no visibles, en
ambos casos se requieren también del cambio
espiritual para poder completarse, y así se
irá convirtiendo cual larva humana en
mariposa del tiempo, de manera muy
especial en la reformulación del errado
concepto de amor hoy aceptado como
condición sine qua non. Este tiene un basamento actual intrínsecamente físico
pero alejado del corazón, pasa ahora a hacerse depositario de la luz y la armonía
que merece un nuevo amanecer.
Cuando el hombre se transforma se acerca
e integra a lo nuevo y al permanecer en esos cambios, evoluciona. Estos son
controlados y deseados y es igual para la vida en el planeta. O se crece y
evoluciona en lo permanente o se cambia velozmente hacia nuevos estados aún
desconocidos. Evolucionar en lo que se es, sería la mejor perspectiva.
Vivimos por tanto los últimos tiempos, si, los últimos tiempos de la
irresponsabilidad y el desorden, por
cierto, no exentos de importantes y
numerosos triunfos científicos, tecnológicos, culturales, humanistas y
espirituales. Pero vendrá otra época. Vendrán cambios para una
nueva humanidad, una nueva toma de conciencia, germinará una nueva vida. A ella entramos
pisando los tiempos del amor, el equilibrio , la prudencia, la
conciencia ampliada. Vamos hacia la vida
en armonía.
Impulsémonos
para ser coparticipes de este paso.
Martha Rosenthal agendamagica@gmail.com
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