Desde
hace un tiempo, vengo investigando y escribiendo sobre Diosas, Magia y Hechizos.
Así mismo observo que muchas personas comienzan a celebrar los aspectos
femeninos de la vida, hasta ahora largamente ignorados, olvidando que, en los inicios de la civilización occidental, hubo culturas que honraban
a su deidad interna.
Cuando cito
las Diosas, no me refiero a las de algún panteón de alguna remota cultura, me
pronuncio por esas maravillas de mujeres de todos los tiempos. Pero también me
he encontrado con otras, a las que podría llamar Iniciadas. Son entre otras
muchas Teresa Carreño, Indira Ghandi, Golda Meir, Juana Inés de la
Cruz. Pero estas tampoco son todas, hay
muchas pero muchas más. Mujeres batalladoras, de lo cotidiano, sean amas de
casas o profesionales. Sean obreras o investigadoras de la ciencia, la
actividad a la que se dedican, no es relevante para esta nota.
Tanto
me ha gustado el tema que escribí un libro sobre él, Diosas, Magas e Iniciadas,
pero ahora deseo referirme a esas otras nuevas Diosas. A dos de estos
personajes las conocí en uno de tantos programas a la que soy invitada.
Una
diosa no es un Dios con faldas.
Es una
mujer que experimenta eso que llamamos el sagrado femenino, que no es otra cosa
que su propia divinidad: su deidad más profunda. Su capacidad de hacer, crear,
la inventiva cotidiana, los retos profesionales, también lleva a cabo —con gallardía— la odisea de la vida, al tiempo que se es mujer.
Conoce
sus atributos físicos pero también sus defectos. Sus destrezas y sus torpezas.
Y aún así, es combativa, capaz de distribuir su día en muchas más horas de las
que le indica su reloj, son tantas las actividades que acomete.
Al
mismo tiempo se proyectan hacia el presente futuro: contrae compromisos,
trabajan por igual su físico y sus emociones, se separan de lo ambiguo para
centrarse en lo concreto, ceden y comprimen cuando es preciso. Son modelo de
desempeño aunque reconozcan sus fallas. Descubren la semilla de la
transformación y la activan.
Son las
diosas de nuestros días. Todas merecen se las reconozca, pues han encontrado la
fórmula para mostrar a otras mujeres lo que también esas otras son capaces de
hacer.
1 comentario:
Gracias Sra Martha
que bella descripcion de la mujer ojala que asi se pudiera mirar y respetar a la mujer que muchos leyeran y aprendieramos de ud , de todo lo que nos comparte para aprende y crecer. mil gracias Hermosa Sra por su generosidad mil bendiciones.
Publicar un comentario