Día por día crecen los especialistas en estudios
de la mente, como suman los interesados
en la paranormalidad, pues ahora las experiencias anómalas son vistas por los medios de comunicación, como un elemento
de fascinación y encanto para el gran público.
El hombre está lleno de miedos, especialmente a lo
que no puede ver, entender o que le genere inquietud, pero cuyos efectos son
perceptibles. Cree sólo en lo visible, en el producto de la vida
material, el mundo de las formas, la tercera dimensión, dónde únicamente acepta
como real, lo tangible. Rechaza lo
que teme saber. Mis años de experiencia en el mundo de la
paranormalidad, me han demostrado que, aun aquello que no vemos ni tocamos, existe.
Una de los formas que
mayor interés ha creado, tanto en el público en general como en el mundo de la
experimentación, es la del contacto con seres incorpóreos. Sus mensajes son
atraídos al espacio de la forma por quienes conocemos como “canales” o
“antenas”. En otros tiempos el
desprestigio los cubría, hoy, son perseguidos tanto por la prensa, como por
estudiosos, ávidos de saber qué hay más allá de lo evidente. Profesionales de
todas las áreas del saber, sean científicas, humanísticas o artísticas,
investigan sobre este tema. Pero…¿podríamos investigar en algo que no existe?
En muchos casos, a esas
personas capaces de obtener información desde el más allá, se les tildó de
esquizofrénicos u otras patologías semejantes. En otros, se les confundió con
mediums. Sin embargo, la realidad es que no todo quien escucha voces es un
enfermo pero tampoco todos son canales. Por ello he alentado el análisis
concienzudo de estos casos, sencillamente porque he asistido a la evaluación psiquiátrica
y psicológica de no pocas personas. De estos, un importante porcentaje
demostraron estar tan sanos como cualquier lector interesado en este tema, mientras un grupo
menor fue sometido a adicionales rondas de pruebas, resultando necesario
atención médica calificada. Fueron unos pocos.
A medida que la ciencia
expande sus puertas para entrar en lo que un día desecharon, nos permitimos
reconocer cuando “escuchamos” un mensaje que llega de un espacio indeterminado.
Los científicos más ortodoxos, cierran los ojos
ante la posibilidad de confirmar aquello que, por siglos, han negado, cosa que
ha ocurrido desde épocas remotas, hoy superadas. Por los estudiosos
contemporáneos de las ciencias de la mente, ampliando sus criterios y analizando los eventos. Pero hay un importante
número de analíticos, investigadores de mente abierta, que se deciden a ver
algo más allá de lo evidente. Que han comprendido que en el mundo de lo
invisible están las respuestas, que en otras esferas no han logrado obtener.
Me pregunto, ¿en qué grupo se ubicaría usted? Queda
mucho por decir.
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