Tengo un baúl viejo y
hermoso. Es un baúl imaginario que ha
tomado forma en el transcurrir del tiempo. Comenzó siendo un pequeño joyerito
como el que ven en la foto y ha terminado siendo un baúl de mediana proporción.
Fue creciendo cuando comencé a dejar de guardar pequeñas joyas para meterle notas
como si se tratara de un diario sin serlo. Guardaba relatos de eventos, unos
maravillosos, otros extraordinarios y algunos que deseaba ocultar hasta de mi
misma. Así el joyerito fue creciendo hasta convertirse en baúl. Es el que anoche
cerré. Mi baúl de lo vivido, un 2013 importante lleno de experiencias y
aprendizajes, unas metas logradas otras no pero ya cerré. Ni puedo
ni quiero llevarlo a cuestas y vivir del pasado.
Algunos con susto,
otros con alegría y la mayoría con expectativas hemos cerrado el baúl del 2013,
no extraviemos la llave por si acaso debemos
releer alguna nota de algún aprendizaje olvidado.
Hoy apenas desperté
abrí mi nuevo joyero, coloque las notas que he venido haciendo en los
últimos días para lograrlas en este año y para ello me preparo emocional y
espiritualmente. Metas y proyectos una de las cuales concluí exactamente el
30/12 y ahora viene la segunda parte. Será un año absolutamente sin
igual. Y mientras tomo el café que mi nieta Abril me trajo de Colombia, repaso
las anotaciones procurando no dejar nada fuera de lugar.
También hice notas de lo que
deseo apartar y a ello me propongo para poderle dar espacio a lo que sin duda viene. Y tú amigo lector, ¿ya abriste
tu joyerito del 2014?
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