MENSAJES
Y MENSAJEROS
El hombre actual está lleno de miedos, especialmente a lo que no puede ver, entender o que le genere inquietud, pero cuyos efectos son perceptibles.
Cree sólo en lo visible, en el producto de la vida
material, el mundo de las formas, dónde únicamente acepta como real lo
tangible. Sin embargo, muchos textos que nos hablan sobre esa realidad se basan en aspectos
filosóficos, por lo tanto inmateriales. Ello
le lleva a rechazar lo que temen saber. Mis años de experiencia en el mundo de la
paranormalidad, me han demostrado que, aun aquello que no vemos ni tocamos, existe.
Una canalización suele ser objeto de todo tipo de
apelativos. Lo primero que se le sugiere, es asistir a consulta con algún
especialista en estudios de la mente, ―lo que por cierto es muy sabio―. Sin embargo el propósito, es descalificarle
para que se acepte como insano mental. Desde luego, la primera reacción es el
temor.
Ahora
son los tiempos de estudiar la
Función Psi.
Este es un telépata altamente capacitado para trasladar información de un nivel superior a uno inferior, trayendo respuestas que de otra forma no podríamos obtener. Para ello, voluntariamente cede su físico a un ser incorpóreo quien se expresara a través de él. Esos seres sin cuerpo en cambio tienen alta conciencia, poseedores de conocimientos y sabiduría aun desconocidos en nuestro ámbito, usan al canal como intermediador entre su espacio tiempo y el nuestro.
Aceptar que hay una conexión directa y posible entre lo que conocemos como más allá y nuestro mundo físico, implica romper paradigmas, establecer nuevos modelos de creencias, desaprender para volver a aprender. Y no es sencillo. Nos impacta la enseñanza escolar tradicional, el ámbito familiar, el religioso y el social, que desconocen lo que no ven. Y únicamente desde la fe aceptan a un ser superior.
Pero aquí no les hablo de fe.
Fe, es creer ciegamente en lo que no vemos. Aquí les hablo de una realidad experimental, que no sólo conozco ampliamente, sino también la conocen centenares de otras personas en el orbe, quienes de una u otra forma, participan activamente en ello. Amén de quienes se dedican a investigar.
¿Cómo nos llega la información? Procede de realidades sutiles y alcanza al humano partícula a partícula, a una velocidad mayor a las conocidas. Es energía transformada en conocimiento, semejante a los códigos de una computadora, la cual sólo entienden los expertos, quienes previamente entrenados, saben decodificar el mensaje. Recordemos al Dr. J. Hynek quien hablaba de “uno o más espacio-tiempos o realidades alternas que albergarían mundos como el nuestro, o tal vez superiores” A su fallecimiento en 1986, ya había elaborado interesantes investigaciones a este respecto. Ahora, veinti tantos años más tarde, sus palabras adquieren mayor peso.
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En tiempos ahora lejanos, se hablaba de comunicarse con deidades y ángeles. Eran los oráculos y profetas de entonces quienes lo hacían, luego los shamanes de culturas diversas; hoy en día muchas personas lo logran. Unos en forma espontánea pero sin metodología ninguna, otros usando sus potencialidades y aprendiendo técnicas de mejoramiento para lograr una comunicación superior. Adicionalmente, un buen número de personas que, en búsqueda de protagonismo, dicen contactar con seres etéreos, emitiendo un mensaje que deja mucho que desear, pues gran parte de ello es tan sólo una expresión de su mente concreta. Créase o no, desde 1861 a 1863 Abraham Lincoln había reportado ser guiado por un ser no físico a través de Nettie Colburn. Esto ocurría en la presencia de muchos testigos.
Atraer la información, puede hacerse de manera oral, repitiendo el mensaje que llega a la mente, dibujando en forma automática y veloz, trasladando a un pentagrama las notas musicales o a un lienzo pinturas y formas. Y naturalmente, la escritura automática.
Sobre este tema, continuaré escribiendo en otra oportunidad.
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