Entre los siglos seis y
diez de nuestros tiempos, los pueblos vikingos fueron el referente cultural en
Europa, eran muy avanzados. Profesaban la religión nórdica, originaria desde casi
un milenio antes de nuestra era.
Muy ligados a ella, poseían
un código moral y de conducta y su violación podía acarrear dificultades y
sanciones; no solamente en vida del transgresor, sino después de la muerte. Se
las conocía como las Nueve Nobles Virtudes: Verdad, Coraje, Honor, Fidelidad,
Laboriosidad, Hospitalidad, Disciplina, Confianza y Perseverancia. Todas debían
respetarse si uno quería ser honorable.
A la Verdad no
se debía faltar, la mentira era castigada pero respetaban otras verdades.
El coraje era necesario
para cumplir y hacer frente a las
adversidades de la vida.
El honor
era un estado espiritual en el que la persona se acercaba a la divinidad si
seguía los principios con rectitud.
La
fidelidad era a los dioses, pero también ser fieles y respetuosos a
progenitores y ancestros.
Los
dioses no favorecían a los ociosos, por ello se debia trabajar y ganarse la
vida honradamente, y además estudiar. Decían que si dejaban sus responsabilidades
los dioses los abandonarían.
Ser
disciplinados con uno mismo, significaba no desviarse del verdadero camino. La
autodisciplina les permitiría avanzar así como quien confiara en sí mismo. Por
lo tanto se debía confiar en sus posibilidades y en los dioses. No tener dudas pues
perdería la fuerza.
Ser hospitalarios con quienes
lo necesiten implicaba practicar la
caridad. Tratar a los demás con respeto y dignidad.
Este
código ¿les parece actual? No nos engañemos por las apariencias de lo novedoso,
evidentemente su vigencia es tan actual como lo fue entonces e igualmente
necesario su cumplimiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario