Baian Kara Ula es una de las regiones
más remotas de China cerca
del Tíbet.
Se dice que una expedición de científicos encontró
un clan de enanos, quienes les relataron que sus ancestros habían venido del sistema de Sirio
quedando anclados en nuestro planeta por un fallo en su nave espacial.
Posteriormente en una cueva casi
inaccesible otra expedición encontró frágiles y delgados esqueletos de individuos de algo más de un
metro de altura con gigantescos cráneos. Tenían a su alrededor un gran número
de discos de color gris, con un agujero en el centro y grabados con una serie
de jeroglíficos.
Al someterlos a un
oscilógrafo creaban una brusca oscilación de ritmo, clara señal de haber sido
expuestos a corrientes eléctricas.
Las paredes de la
cueva también tenía grabaciones: cuadros de la Luna, del Sol naciente, estrellas, montañas, la
Tierra con líneas que la unen con el cielo. En ellos se relataba la presencia de vehículos aéreos que llegaron a la Tierra y sus conductores se ocultaron en las cuevas por "diez
tiempos”.
Este
conjunto esta datado en docemil años.
Eran los dropa o Kham sinónimo de nómada para los tibetanos, son
budistas de profundas convicciones religiosas.
Alrededor de este hallazgo se han
tejido innumerables historias, desde las falsas hasta las reales. Una de las
primeras refiere que un periodista alemán que decía ser corresponsal de la
agencia de noticias DINA en Tokio, de la que no
hay rastro y Reinhardt Wegemann, no se sabe si es un seudónimo o su
nombre real. Lo cierto es que Wegemann había descubierto el filón que
representaba el interés en el tema extraterrestre para escribir sobre
ellos y sacarles partido. En todo caso, la información se publico solo en
revistas esotéricas, ¿cómo es posible que no hubiese otras publicaciones si fue emitida por una agencia oficial?
Pero lo que sí es real, es que en el
Tibet existen los dropa, son casi analfabetas pero sus conocimientos religiosos
han pasado de generación en generación en gran parte a través de sus
tradiciones, cánticos y la celebración de la cosecha. Su configuración en nada
se parece a los enanos de grandes cabezas, son y han sido indo-arios desde hace
siglos.
Muchas pruebas sobre la realidad de la existencia de vida
extraterrestre se han alejado del común de los habitantes de este planeta,
permitiendo que domine una visión mítica pero apartando una realidad a la que
algunos temen y otros aceptan. Los primeros quienes no desean verse desbancados de su poderío o son adeptos
a alguna creencia en modo fanático. Los que aceptan, no tienen necesidad de
verse reconocidos ni publicitados, porque hay una realidad, una lógica que
impide evadir el tema desde la inteligencia.
Así como los dropas, hay innumerales relatos, algunos se les
apunta como leyendas precisamente para evitar el juicio al que sus divulgadores
calificarían por la sociedad que no acepta realidades que están a la vista. Es
evidente, que no es nuestro caso.
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