lunes, 12 de febrero de 2018

LOS DROPA




Baian Kara Ula es una de las regiones más remotas de China cerca del Tíbet.
Se dice que una expedición de científicos encontró un clan de enanos, quienes les relataron que sus ancestros habían venido del sistema de Sirio quedando anclados en nuestro planeta por un fallo en su nave espacial.
Posteriormente en una cueva casi inaccesible otra expedición encontró frágiles y delgados esqueletos de individuos de algo más de un metro de altura con gigantescos cráneos. Tenían a su alrededor un gran número de discos de color gris, con un agujero en el centro y grabados con una serie de jeroglíficos.
Al someterlos a un oscilógrafo creaban una brusca oscilación de ritmo, clara señal de haber sido expuestos a corrientes eléctricas. 

Las paredes de la cueva también tenía grabaciones: cuadros de la Luna, del Sol naciente, estrellas, montañas, la Tierra con líneas que la unen con el cielo.  En ellos se relataba la presencia de vehículos aéreos que llegaron  a la Tierra y sus conductores  se ocultaron en las cuevas por "diez tiempos”.
Este conjunto esta datado en docemil años.
Eran los dropa o Kham  sinónimo de nómada para los tibetanos, son budistas de profundas convicciones religiosas.
Alrededor de este hallazgo se han tejido innumerables historias, desde las falsas hasta las reales. Una de las primeras refiere que un periodista alemán que decía ser corresponsal de la agencia de noticias DINA en Tokio, de la que no  hay rastro y Reinhardt Wegemann, no se sabe si es un seudónimo o su nombre real. Lo cierto es que Wegemann había descubierto el filón que representaba el  interés en el tema extraterrestre para escribir sobre ellos y sacarles partido. En todo caso, la información se publico solo en revistas esotéricas, ¿cómo es posible que no hubiese otras publicaciones si fue emitida por una agencia oficial?
Pero lo que sí es real, es que en el Tibet existen los dropa, son casi analfabetas pero sus conocimientos religiosos han pasado de generación en generación en gran parte a través de sus tradiciones, cánticos y la celebración de la cosecha. Su configuración en nada se parece a los enanos de grandes cabezas, son y han sido indo-arios desde hace siglos.
Muchas pruebas sobre la realidad de la existencia de vida extraterrestre se han alejado del común de los habitantes de este planeta, permitiendo que domine una visión mítica pero apartando una realidad a la que algunos temen y otros aceptan. Los primeros quienes no desean  verse desbancados de su poderío o son adeptos a alguna creencia en modo fanático. Los que aceptan, no tienen necesidad de verse reconocidos ni publicitados, porque hay una realidad, una lógica que impide evadir el tema desde la inteligencia.
Así como los dropas, hay innumerales relatos, algunos se les apunta como leyendas precisamente para evitar el juicio al que sus divulgadores calificarían por la sociedad que no acepta realidades que están a la vista. Es evidente, que no es nuestro caso.

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