Queremos
hacer cambios sin que ello implique que será rápido y sin uno que otro
trastorno, cuando la realidad es que no hay soluciones a la carta, como el menú
de los restaurantes. Hay salidas que pueden
ser largas y hasta dolorosas, pero cuyo premio es rediseñar nuestras
vidas para lograr una mejor. ¿Difícil? Si, nadie dijo que era fácil, pero para
salir de nuestra zona de confort, debemos primero reconocer que estamos en ella
y que queremos algo mejor, aunque salir de allí produzca temor.
Y
no es gritar para simular que se ha aceptado una situación diferente, si no que
se está dispuesto a retar lo que nos
molesta para lograr lo deseado, es que
se ha vencido el miedo. Esto aplica en todos los aspectos de la vida: lo
personal, las relaciones interpersonales, los aspectos familiares o laborales.
Los
miedos son la base de sustentación que permiten mantenerse en la zona de
confort, pero cuando queremos crecer, es necesario
moverse de ese espacio para ubicarse un peldaño más arriba,
Sin duda alguna, quienes se arriesgan también tuvieron miedos pero
los tomaron con ambas manos sin permitir que éstos les dominaran
paralizándolos. Sin duda se permitieron ver sus temores desde otro espacio y
negarse a continuar en el anterior. Sin duda, tomaron el control, reconociendo
que si se podía hacer, sólo bastaba subir ese peldaño superior.
Es el
código de la gente exitosa, la que llega lejos, la que logra sus objetivos.
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