"Me
ha asombrado saber que hay personas que
nunca han visto un gnomo.
No
puedo dejar de sentir pena por ellos.
Estoy seguro de que deben tener algún defecto en la
vista".
Axel Munthe
Aunque
estos seres muy poco se dejan ver, ya Anaxágora, el filósofo griego del siglo V
aC., en su libro Sobre la Naturaleza,
decía que había habitantes inteligentes similares a nosotros, moradores de mundos paralelos al que
conocemos pero con las mismas características: ríos, viviendas, comidas,
ciudades completas, etc. Y no solo se citan en este libro, son muchos los
textos antiguos donde se menciona de una u otra forma a estos pequeños seres.
La
Cábala, habla del geniecillo que vive
bajo tierra y ayuda al rey Salomón en la
construcción del Templo de Jerusalén. Pero de una forma más decidida, es el
Talmud, “una compilación de comentarios sobre la ley mosaica” en el cual se lee
que tanto animales como plantas están
habitados por estas diminutas criaturas. Por 1040-1105 el ilustre comentador de
la Biblia y el Talmud, Rabí Shlomo ben Yitzjak mejor conocido por su nombre
abreviado Rashi, le dio al conocido gnomo Shamir
la forma similar a la culebra.
Okuninushi,
uno de las deidades del Shinto japonés, tras muchas peripecias en su vida,
describe a un dios que montado sobre la corteza de árbol navega sobre la cresta
de una ola y viene en su ayuda. Es un enano llamado Sukuna-bikona, el cual cabe en la palma de su mano, cuyo poder es
tal, que entre ambos deciden construir el mundo para bien de la humanidad,
dedicándose primordialmente a erradicar las enfermedades.
En
la mitología del Sudán, los kurumba hablan de del “genio del agua” y del “genio
de la tierra”, semejante a Domfé,
nomo de los dogones.
Nativos
de las costas de Guinea, y como parte integrante de la cultura yoruba, aparecen los
duendes güijes.
Las mil y una noches, los cuentos de hadas, Blanca
Nieves y los siete enanitos, relatos que nos muestran invisibles seres
feéricos, o gente minúscula.
Y así, bajo innumerables nomenclaturas, relatos y
anotaciones mitológicas, aparece un contexto que se maneja en dimensiones
diferentes a la que fácilmente el hombre puede notar. Realidades de existencias
diferentes, pero no menos ciertas, a veces explicadas como espejismos.
Inaccesibles por invisibles más jamás irreales: ¡nos acompañan siempre!
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