La zona venezolana
conocida como Gran Sabana se compone de ciento quince tepuyes, en la superficie
superior de ellos tanto flora como fauna tuvieron un gran impacto evolutivo en
el tiempo. Mucho se ha hablado de que África y América del Sur eran un solo
continente, si nos guiamos por una especie
de rana que se encontró entre esos tepuyes y que únicamente
está relacionada con una especie africana, quedaría claro que en un tiempo ambos
continentes estaban aún unidos. Orquídeas y bromeliáceas comparten vida con numerosas
especies de plantas carnívoras. Allí en ese lugar se desarrollo la etnia
pemona, rica en historias y hermosas leyendas.
Una de ellas relata que Makunaima el primer pemón
junto con sus aliados compartían bajo el Wazacá,
considerado el sagrado árbol de la vida. Uno de los pemones intentó
talarlo y no lo logró, pero continuo
varias veces en el intento hasta que decidió hacerle un hechizo para
ablandar su tronco. Pero sus compañeros sabían las consecuencias que esto
podría acarrear y con otro hechizo endurecieron el árbol. La dura pelea la ganó
el labrador y logró talar el Wazacá.
El estrépito que causo la caída
del tallo se oyó en remotos lugares, quedó entonces un tocón. Del tronco cortado surgieron la cadena de tepuyes las montañas más antiguas del planeta y del pequeño tocón salió tanta agua que la Tierra
entera se inundó hasta dejarlo petrificado y de esa
dureza se
formó el gigantesco
Roraima, voz pemona que significa azul y que se conoció como Mundo Perdido", gracias a las narraciones del escritor ingles Sir
Arthur Conan Doyle. En la
mitología de esta etnia se dice que en él se encuentra
el reino de La Diosa Kuin, la que conocen como la abuela de la civilización
pero también el reino de los malos espíritus.
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