La energía del emisor (Maestro) es
muchísimo más elevada que la del hombre, por ello provoca desplazamientos
moleculares, el cuerpo físico es aumentado y sufre como una especie de
engrosamiento que el humano no percibe físicamente. Por ello el canal necesita llevar lentamente su cuerpo a un estado de reposo
y relajación, pues teniéndolo en contracción los elementos de contacto bloquean
la recepción y la transmisión de ideas y pensamientos.
A nivel cerebral ocurren cambios
químicos. Para aumentar la capacidad receptora del individuo, las neuronas son
inyectadas por sustancias químicas producidas en el mismo cerebro del canal que
debe de alterar los niveles de frecuencia para cambiar
de dimensión,
permitiendo la disipación de todo contenido energético.
En ese primer impulso de canalización, la información que
entra pasa por un proceso de reestructuración: del cuarto nivel va a un sistema
ubicado en la corteza craneal y para
disminuir un efecto anómalo de dichas frecuencias va desde el parafísico hasta la
materia densa. Cuando el sistema del nivel no está equilibrado, el generador* –en
su componente físico– se altera, ocasiona un desequilibrio energético en la
onda de transferencia. Es una interrupción sin tratar de que pueda ocasionar el
daño al elemento físico y una vez alterada esta onda de frecuencia, el receptor
nivela sus vórtices* y disminuye su
intensidad. De esta forma la información se manifiesta.
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