domingo, 15 de mayo de 2016

DE QUIEN SOMOS LA REENCARNACIÓN?


Hoy, como cada día, salí a regar mis plantas, quitarles los abrojos, entretenerme hablándoles y ¡pum! apareció  un brotecito  de flor ya asomando de su escondido capullo, pero dejando más que visible lo que pronto será. La vieja planta hacía rato estaba seca, pero de un inadvertido cogollo, brotaba el botón. Una esplendida flor que con esmeros germinó. ¡Reencarnaba!



Igual ocurre con el hombre. Fallece, reencarna, fallece y vuelve a encarnar. Proceso conocido hace milenios pero puesto de lado por algunas religiones.

Lo cierto es, que en los últimos años el mundo occidental ha acogido el tema ampliamente motivando a la sociedad a impresionarse. Por igual se interesan los científicos, amas de casa, vendedores de helados, investigadores en laboratorios universitarios o políticos. Es una especie de revolución de la conciencia.

Algunos atraídos por este asunto son más seducidos que otros; disfrutan creyéndose Napoleón o Tutmosis III o Greta Garbo o Madame Curie, asumiendo poses y frases de quienes hacen pretender  fueron. Actúan con dejos de lo que dicen haber sido e investigan sus palabras para repetirlas.

Lo cierto es que, únicamente desde una profunda investigación se puede saber quienes hemos sido en otras vidas. Generalmente fuimos personas comunes y corrientes, cosa que nos negamos a aceptar,  pues nada que inflame el ego tanto como creernos y hacer creer que fuimos un personaje importante. Se asumen sus talentos, sus éxitos, se evaden sus errores y se diseña una vida basado acomodaticiamente en lo que se quiere hacer parecer.

La realidad es bien otra.

El hombre puede usar los atuendos de quien pretende ser la reencarnación, pero si su conciencia actúa en forma diferente, quedará tan al desnudo como cuando nació, y la conducta del presente mostrará claramente quien somos. 


Sin duda estos dependerán del deseo, de la intención. De allí proviene la capacidad de hacer transformaciones en nuestras vidas, asumiendo que todo aquello que innovemos  ahora traerá como consecuencia mejoras en esta y futuras reencarnaciones.  Cada nuevo regreso, toda reencarnación, se traduce en mejoras aunque a veces así no lo parezca, pues el hombre no es involutivo. A eso se le llama tomar conciencia, entonces ¿que estamos esperando para hacer los cambios?

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